La pandemia ha traído consigo una crisis económica que no solo afecta a España, sino a todo el mundo. Ahora, la gran pregunta que nos formulamos todos es: ¿Qué vamos a hacer para superar la situación? Diferentes son las posturas frente a esta situación.
Por su parte, el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, presentó la idea de convertir la construcción en “palanca para la recuperación del empleo y la economía”. Desde su visión, construir, rehabilitar viviendas e invertir en obras públicas, e infraestructuras son buenas alternativas para reactivar la economía: “Mueve mucho la economía y arrastra el empleo también en sectores aledaños”.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, no se queda atrás y propuso la liberación de suelo, y no limitar el precio de la vivienda, para hacer de la construcción un instrumento de reactivación económica: “Para que esto salga adelante y se recupere lo antes posible hace falta quitarse las vendas y los dogmas ideológicos y permitir que la colaboración público-privada siga creciendo”.
Así mismo, el mundo ha sido testigo de declaraciones como la de la canciller alemana, Ángela Merkel, quien propuso a los países europeos unir “economía y ecología”. Asegurando que los programas de recuperación tras la pandemia, deben llevarse a cabo siguiendo criterios medioambientales y climáticos. A esta voz se unen también la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Incluso, 18 grandes fondos de inversión internacionales, entre los que se encuentra Blackrock, han pedido a los gobiernos de los países más ricos, que inviertan en crear infraestructuras sostenibles: “Las políticas gubernamentales que estimulen inversiones privadas en energías limpias, industrias verdes y otras infraestructuras sostenibles tendrán como resultado el empleo y el crecimiento económico que ahora son tan necesarios”.
Por otro lado, el catedrático de Política Económica en la Universidad de Barcelona y presidente de la Fundación Cercle d’Economía, Antón Costas, considera que la pandemia no cambiará de forma muy profunda la sociedad. Según él, superada la primera etapa de recuperación en la que “la obsesión será tener liquidez”, llegará una segunda en la cual habrá que “resistir”, reinventándose y reformándose. Ante lo cual hará falta un “estado de confianza”, que no puede declararse por decreto, sino que, debe ser capaz de generarla cada organización o empresa.
Lo cual será fundamental para reactivar el turismo y su capacidad de generar empleo: “Nadie concibe que se pueda prescindir del 12% de nuestro PIB”, “El turismo ha sido nuestra tabla de salvación. ¿Cómo creemos que pudimos financiar nuestra industrialización y modernización si no es por los superávits en la balanza de pagos conseguidos gracias a la actividad turística?”. No obstante, el economista considera que esto es un compromiso en las empresas por la industrialización y la formación de sus trabajadores.
Finalmente, la tercera etapa estaría articulada con la digitalización y el cambio climático: “Corremos el riesgo de que el covid-19 nos haga olvidar la amenaza del calentamiento global, y no debería ser así, porque ambos van a permanecer con nosotros”, añade Costas.
Para el investigador en el Centro Vasco para el Cambio Climático (BC3) y profesor en la Universidad del País Vasco, Míkel González-Eguino: “La salida debe ser lo más verde posible”. Añade que sería un error plantear estrategias de inversión que desalinearan a España de la Unión Europea, y se refiere al paquete de estímulo económico que llegará tanto para la economía verde, como para la digitalización.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, hasta el momento consta de 21 proyectos, con el objetivo de reducir en un 23% las emisiones de efecto invernadero, alcanzar un 42% de renovables en el uso final de la energía y mejorar un 39,5% la eficiencia energética de aquí a 2030.
Según el Ministerio de Transición Ecológica, el plan debería aumentar el PIB en un 1,8%, hasta 25.700 millones de euros, en una década. El 80% de las inversiones que se prevén movilizar para dar este giro verde a la economía nacional serán privadas, sólo el 20% las sufragará el Estado.
Como ven, surgen varias propuestas y enseñanzas que nos ha dejado la pandemia del Covid-19 en el mundo, y en España se apuesta desde ya, a combatir no solo la crisis, sino, prever el futuro del país en términos de desarrollo, inversión, y contratación.